Todo ser humano necesita ser tocado y reconocido por los demás.

Según Eric Berne, medico psiquiatra y creador inicial del Análisis Transaccional. Las caricias son definidas como cualquier acto que implique el reconocimiento, contacto o la presencia de otro.

Al ser absolutamente necesarias para el ser humano, las caricias son indispensables para el bienestar psicológico siendo el alimento que nutre la vida emocional y afectiva de una persona.

Cuando las caricias faltan en grados extremos pueden provocar la muerte del sujeto por la carencia de ellas.

Las caricias se pueden clasificar por el medio de transmisión y por la emoción o sensación que invitan a vivir.

Por el medio de transmisión estas pueden ser físicas, verbales, escritas y gestuales.

Por la emoción y sensación que invitan a vivir pueden ser Negativas o positivas.

Las caricias Físicas o de contacto pueden ser un beso, un apretón de manos o una simple palmada. Estas son las más fuertes y se dan comúnmente en toda relación tanto amistosa como amorosa.

Las caricias verbales se dan por medio del lenguaje oral y dependiendo de la forma como nos expresemos, realizará su efecto.

Mediante el lenguaje no verbal, se expresan las caricias gestuales y estas pueden ser una sonrisa, una Mirada o una inclinación de la cabeza.

Los ejemplos anteriores son positivos pero también pueden ser negativos de agresividad o de lastima.

La necesidad de ser reconocido y tener contacto con el otro se da durante toda la vida del ser humano.

En el principio de la vida el feto está dentro del seno materno y esta en contacto total con toda la superficie corporal.

Al nacer queda desprotegido y se rompe la intimidad existente de contacto físico.

Y a partir de ahí, tendrá que luchar de forma parcial y simbólica en el reestablecimiento de esa conexión o ideal.

Es importante que los niños crezcan en un ambiente que estimule su parte tanto emocional como física.

Ya en la adultes las personas pueden de cierta manera darse así mismo el estímulo emocional físico que necesitan.

El tacto y la caricia son uno de los medios primarios para despertar y dirigir la energía sexual.

Cuando se utiliza en todas sus variedades a un nivel consciente percibes que las manos no acaban en la punta de los dedos, y que la influencia de la caricia no termina en la superficie de la piel.

Nuestros cuerpos son como contenedores de gran cantidad de energía, entendida ésta en el sentido de «fuerza vital» o corriente animada.

Los orientales enseñan que el fluir de la energía puede ser estimulado y dirigido conscientemente, con los dedos o con la palma de la mano.

Existen cuatro áreas de la mano que transmiten distintas cualidades de energía y sensación física al receptor; para cualquiera de las formas de tocar
altérnalas al acariciar al amante:

La punta de los dedos, la base de los dedos, la palma de la mano, el talón de la mano

Los hombres guardan infinidad de misterios y tienen zonas muy sensibles. Descúbrelas acariciado levemente esa parte de su cuerpo.

Caricias para ellos: espalda, pecho, piernas, labios, cola.

La zona erógena en los hombres por excelencia el pene, es importante acariciar, lubricando la zona, con mucho cuidado con movimientos ascendentes y desde la base del órgano genital en forma de espiral hacia la punta.

Caricia para ellas: cara, boca, cabellos, cuello, pechos, vientre, pelvis, cola, espalda, cintura muslos, pies, talones.